No hace falta una previsión ni una convocatoria. Puede surgir sobre la marcha y reunirse en la placidez en la que siempre es primavera, llueva lo que llueva o nieve en la otra vida, para compartir la poesía o la música con la voz acompañada por la guitarra. Así de fácil y pleno es encontrarse y disfrutar. Alrededor pueden suceder muchas cosas, que el mundo no se para, pero la fortuna es poder detener el tiempo y compartirlo. Con eso vale.
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