Era yo la que no oía, por causas circunstanciales eso si, pero me daba la sensación de que el mundo y el espacio estaban llenos de silencios. Así de efímeros son nuestros recuerdos y de imprecisos nuestros sentidos. Sin embargo, nos fiamos de ellos porque son nuestra conexión con la realidad que pasa a convertirse en irrealidad. Y a ella nos atenemos, haciendo cierto lo que tan sólo es una apariencia. Pero con estas limitaciones vivimos y seguimos adelante. Nos basta con tener oxígeno para como los peces en el agua seguir vivas contemplando el espectáculo.
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