Que no se les rechaza, sino que
se les celebra a los que saben serlo.
Porque tienen su lugar sin perderlo. Sólo quienes no saben se encuentran de
menos. No porque no se les acoja sino porque no saben entrar dentro. ¡Con lo fácil
que es! Cerrar los ojos y dejarse flotar. Ser uno mismo con todos los derechos.
Y caminar y sonreir, derramando ilusión y dejándose llevar por los sueños. Como
plumas que vuelan a veces y otras como remos, que hacen bogar la barca, que eso
es de buenos marineros.
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