433. Me olvidé de la simiente sembrada, pero la plantita de
la idea brotó.
434. Más que el de las campanillas le gustaba el tintineo de
las monedas. Había renunciado a la fantasía y a la imaginación.
435. ¿Qué prefieres: los besos o las caricias? ¿El amanecer
o la puesta del sol? ¿A papá o mamá? Las preguntas que nunca deben hacerse.
436. De un color se deriva otro. A un pétalo le sigue otro.
Una palabra engarza con la siguiente. Les sucede como a las namaderías.
437.Cuando una amiga tiene una pena no se trata de ser sino
de estar.
438. Alberto, te
llamé caballero galante, pero no sólo con Quecay.
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