Y todavía quedan más memorias, las de las falsas y tan equívocas, que resultan equivocadas: Colomba, la que se iba volando, Dani Ronzales, pedazo de sacerdotisa isthariana, Cuqui Galicia, siempre al trote gaditano, de Noemí o las diez mil caras poliédricas incontables o, con mas precisión, más de una treintena de teselas de un bello mosaico en el suelo para ser pisado, ahora perdido en el pasado, aunque la negación de lo verdadero ni lo anula ni lo transforma, como no se borra nunca lo escrito en la piedra.
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