Los griegos antiguos que eran muy sabios y de ello dejaron buenas pruebas, aparte de su afición homo, lógicamente masculina pues era una civilización claramente machista, tenían dos palabras para designar a los miembros de la pareja, el erastés o amante y el erómenos o amado. Dos palabras que aunque en español existen no se aplican con la cotidianidad y precisión que ellos lo hacían, dentro de la idea platónica del amor en la que en la pareja el que ama es el miembro que da y el amado es el que recibe y que, por tanto, amar es dar. Ahí queda eso.
domingo, 6 de mayo de 2012
LA AMANTE Y LA AMADA
Los griegos antiguos que eran muy sabios y de ello dejaron buenas pruebas, aparte de su afición homo, lógicamente masculina pues era una civilización claramente machista, tenían dos palabras para designar a los miembros de la pareja, el erastés o amante y el erómenos o amado. Dos palabras que aunque en español existen no se aplican con la cotidianidad y precisión que ellos lo hacían, dentro de la idea platónica del amor en la que en la pareja el que ama es el miembro que da y el amado es el que recibe y que, por tanto, amar es dar. Ahí queda eso.
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