Su presencia es a la vez regalo y
privilegio. En las instalaciones de Diotima y en sus rincones muchas cosas nos
hablan de ella porque ella las hizo con precisión y belleza y con la generosidad con la que ella
regala. A pesar de tantos bonitos testimonios suyos la necesitamos a ella para no acusar la orfandad de su
ausencia. Vuelve, María, que no eres tuya sino que eres nuestra.
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