La vida corre que no para. Estábamos anunciando la celebración del solsticio en el Santuario de Ihstar y ya es pasado. Se celebró con la magnificencia que es habitual en el Santuario. Primero el rito religiosa y a continuación la fiesta profana con la intervención de las sacerdotisas y la participación de las visitas en un evento en el que la antigüedad y la modernidad se entreveran y se confunden. Con una observación que cabe hacer con la experiencia: la gente en SL vive cada vez mas encerrada en sus cuarteles y cada vez descubren menos lo que les queda fuera.
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