Grandes cantidades de agua, de cielo, de tiempo si lo mides por la arena deslizándose de tu mano entre los dedos, de gritos por fuera y silencio por dentro, de presente que se te hace lejano y el calor del sol dedicado a besarte la piel y la frescura del agua en la que te sumerges. Luego el viaje que aunque largo se te hace corto. Es el regreso. Que no llega de momento porque sigues tumbada relajada y es como si no te hubieras ido porque estás en casa y no has perdido lo que has dejado.
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