Nosotras, Silvina Wild y yo, nos quedamos quietas y Red Bikcin puso todo lo demás.La posición y la expresión de nuestros cuerpos desde el estatismo del mio, agachada, al quieto movimiento cimbreante de llama de Silvina y las luces de arcoriris del fondo sobre un mar que nunca lo hubo. Era el tiempo del arte fotográfico con Red desplegando su magistral genio de retratista.
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