Y como muestra otro botón, Yakakoya. Faro del mar y vigía de la playa, que otea el horizonte y señala la tierra firme. Porque el Santuario de Ishtar es también eso: viaje al pasado para adentrarse al futuro y quien se quede en la piel no come la fruta. Esa es la esencia del misterio: lo que no se entiende pero te explica lo que es. Lo que descubren los aventureros y exploradores y no descubrirán jamás quienes no salen de las cuatro paredes de su castillo.
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