No es posible la desesperanza total. Siempre queda una cierta, muy cierta que es la que nos salva. La de ir juntas muy lejos y la de llegar a todo. Esa es la fuerza de la amistad y una de las grandezas de la convivencia. No sentirse solas, aisladas, porque no lo estamos y aunque no veamos los amarres existen como la red que no nos deja caer al vacío o el paracaídas que nos llevará a tierra.
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