Para entrar en la casa de una
amiga mía a través de su jardín hay que seguir un camino serpenteante y
retorcido. La causa es que no es un camino trazado sino que dio toda la
libertad a la naturaleza y respetó las plantas y sus formas que surgían
espontáneas y esta sabe ser bella y esplendorosa pero no práctica por sí misma para lo que deseamos. Este es el resultado. Un sendero hasta
con vericuetos fundado aparentemente en la libertad. Esta no es eso, que, sin
duda, es el libertinaje, pero maravilloso.
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