Detrás de la primera vida va la segunda, como detrás de la primera imagen siempre hay otra, como la que hay detrás del espejo o debajo del agua. Seguimos siendo nosotras en la misma dimensión, pero en otra vertiente. Y esto es la prueba inequívoca de las limitaciones de la imagen. Solo muestran lo que se ve que sólo es una parte de lo que se es, pero en el establecimiento de prioridades queda manifestado que lo que se ve es una parte de lo que físicamente se es. Sin que se diga nada de todo lo otro que también se es pero que la imagen o la fotografía no lo capta. De eso que llaman espíritu y esencias.
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