Yo no cuento cosas que tantas cuentan. No digo verdades cuando prefiero callármelas. Ni trato de vivir vidas en paralelo, que eso es propio de quien no sabe vivir su vida. Me basta saber una verdad de las personas. Una mejor que mil mentiras, que nunca será la verdad, que es una. Me priva decir cosas. Lanzar ideas. Dejar volar pensamientos como pájaros primerizos que se inician en el vuelo. Sin preocuparme de protegerme, que eso es una forma de ceder ante el miedo. Aunque a veces me escude en aparentes autodescalificaciones, que no son nada más que tímidas y falsas protecciones. ¿He de pedir perdón?
No hay comentarios:
Publicar un comentario