A veces es mejor decir las cosas
con medias palabras. O dejar que broten envueltas en la confusión de nuestra
cabeza. Ni lo primero es mentir, tan
solo ralentizar la verdad. Ni lo segundo
engañar, sino trasladar el desorden de nuestras ideas. Con lo uno y con
lo otro lo que buscamos es salvarnos, luego en realidad es cobardía. Sí,
cobardía salvadora.
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