La primera edición de la Feria del Libro de Diotima cerró sus puertas con una sensación de fin de curso cuando las casetas desaparecen como los libros escolares que se guardan porque llega el verano. Atrás queda el jolgorio de los recreos de las visitas de sus visitantes, los nervios de los exámenes y las pruebas al encontrarse con las novedades y las promesas sorpresas que contienen algunos libros y la evocación de todas esas experiencias gratas que van unidas a ellos. Los mundos que contienen y regalan. Los libros se fueron con las casetas. Volvieron a sus estantes habituales en las librerías en donde proseguirán con sus ofertas de sueños y ensoñaciones.
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