Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero cuando no hay sonido se pierde la música y se disminuye la percepción de la imagen, concebida para sumarse cuando lo que domina es la música. Así, resulta frío reproducir esta imagen del concierto de Morlita, porque lo que valía y brillaba era su música y así nos quedamos sin ella. Aun así cabe imaginar por la fuerza que subyace en la imagen la intensidad de su música evaporada.
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