O la dulzura encarnada en tan bella como elegante mujer. Con sus palabras siempre dulces y concisas expresando su admiración y satisfacción hacia lo demás y los demás, mientras oculta sus propios tesoros que los tiene y los acumula entre silencio y paz. Ella siempre viene a gozar y participar. Le gusta acudir desde sus lares, que son palacios con lazos de historia por donde circulan densos caudales, que aunque pretende ocultarlos viajan con ella y la delatan. Dulce y maravillosa Quecay de los prodigios.
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