Ya se que hay planetas, estrellas y galaxias pero de nada me sirven cuando me encuentro insignificante en un mar perdido. Ya se que los mares no se pierden, que la que me pierdo soy yo y que siempre me queda como cuando estoy en la noche esperar el amanecer y el sol, esperar el universo que para mi siempre seguirá existiendo. Todo esto pensaba cuando iba de boda en una flamante nave surcando el espacio. Arrancada del bullicio y la alegría de la fiesta me encontré sola en ese perdido mar y en esa momentánea angustia sentí eso: que me quedaba el universo.
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