Lleva el nombre de una de las mayores diosas de la mitología nórdica, Freyja. La del amor, la belleza y la fertilidad y también de la guerra y de la muerte. Como la Ishtar Mesopotámica. Todos esos misterios y atributos encierra su nombre, como ella, que aparece tan tranquila y sosegada mientras en sus ojos de mirada perdida sueña su otra vida, la de lo que realmente ha sido y es, entregada al amor y peleando a muerte con la espada y el arco por su diosa o militando en la Armada del Reino de España y combatiendo contra sus enemigos. Así es la conjunción del amor y la guerra en sus diosas y en ella.
Un nombre precioso como su historia, pero apenas conocida. De verdad que me encanta.
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