Ser o parecer... esa es la cuestión en la que se sumen los avatares. Desde que se se crean, se perfeccionan o, lo que es más crucial, como se comportan. En definitiva, el parecer es circunstancial. Son las apariencias o como dirían algunos filósofos los accidentes. Ahí entra la magia de SL, que nos permite elegirlos. Mostrarnos como no somos o como desearíamos ser en las formas visibles.
Como nos comportamos está en la esencia. Somos más nosotras mismas y es la parte que realmente nos define y nos autentifica. Donde también caben las apariencias, los accidentes. Mostrarse como bailarina, cuando no se es, o como pintora, cuando es muy poco lo que se pinta. Pero sobre esas apariencias de la esencia está la esencia auténtica y ahí no caben las manipulaciones.
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