Otras surgen cual diablesa
guerrera embriagada por el más loco de los ritmos. Así lo vive esta con su
cuerpo enfundado en esas peculiares formas y dejando moverse sus miembros
acompasados en el baile a la música. No
hay límites ni fronteras en el imperio del libre albedrío que es la disco. Sólo
hace falta atreverse y dejarse ir.
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